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martes, 24 de diciembre de 2013

Live forever


A veces el tiempo hace lo que quiere, ¡a veces pasa tan rápido! Nos olvidamos de cosas que pasaron la semana pasada y nos acordamos de otras que ya llevan años. Cuando termina decimos ¡Y pensar que ayer…! Sí, ayer. Ayer empecé la secundaria, ayer pasé por primera vez entre las puertas del Nacional, ayer vi el video de bienvenida como si fuera único e irrepetible. Ayer empecé a crecer. 



Y hoy, me saco los tacos y el vestido, me limpio el delineador de los ojos y me siento a escribir. Y hoy guardo el diploma que me declara ‘Bachiller’ y luzco mi escudo con orgullo. Y hoy me acuerdo de todos los días de los últimos seis años como si los estuviera viendo. Y hoy me río de mi misma, y de lo que fui, y de lo que cambié. Y hoy ya no sé qué decir para convencerme de que egresar está bien, que tenía que pasar.



Siempre odié las etapas, esas que terminan. Siempre necesité que la gente supiera que la amo, Featherston, Juan, Mimí, Roberto, López Brusa, Martos, Milillo. Admiro a cada una de esas personas por algo diferente, cada uno me enseñó algo, me tocó distintas partes del alma. Con ellos (y mis compañeros de ruta) aprendí a ser. Aprendí que no es necesario ser igual al resto; que no importa que no todos te idolatren, porque algunos no saben valorar; que hay que levantar una cuarta pared, que a veces es necesario; que no tenemos que tenerle miedo a borrar una página entera, por ahí arruina el relato; que vale la pena esforzarse, que vale la pena reírse, vivir, disfrutar… esperar.


Gracias Nacional, por darme la mejor adolescencia que se puede pedir. Gracias profes, por enseñarme a vivir. Gracias 124, por enseñarme que no importa que se terminen las historias mientras haya historias que contar. 



PARA VOS VOY A SER SIEMPRE
LA ALUMNA 18

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