La verdad es que tuve tiempecitos complicados y raritos y no tuve tiempo ni ganas de andar subiendo entradas. Después del fin de semana largo que pasé en Córdoba (y del que no tengo nada que contar), todo fue un despelotado descontrol. Siempre le tuve miedo al agua, pero no al agua en sí, sino a las tragedias que la implican, porque el agua no se para, no se ralentiza, no nada. El agua hace la suya y punto. Y no está nada bueno. Estábamos en la ruta, volviendo de Alta Gracia, cuando empezaron a llamar setecientas personas distintas diciendo que no se podía entrar a La Plata por ningún lado, que nos quedemos. Mi novio me decía que entre por ruta 6, Eliana me decía que no entre, mi vecino que me vuelva. La inundación me arruinó; mi casa estaba sequísima, más de lo que pensaba, pero quedé en un estado mental horrible. Estuve cuatro días casi enteros en el club del barrio ayudando en todo lo que pude. El primer día fui sola, y el resto con Camila y Héctor. El sábado también vino Eliana, porque después con Viqui se quedaron a dormir a casa. (Hicimos salchichas con puré y mousse de chocolate). Finalmente el lunes volvimos al colegio, pero nada quedó atrás. Y sólo la gente ayuda a la gente.
Cosas felices, decidí, con mucha decisión, irme a Londres en enero 2014. Es una decisión tan fuerte, que ya me parece real.
Ah, y Bachi es muggle.
Cosas felices, decidí, con mucha decisión, irme a Londres en enero 2014. Es una decisión tan fuerte, que ya me parece real.
Ah, y Bachi es muggle.
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