Loca, pero feliz. Me deshice de todo lo lindo y todo lo feo de la secundaria. Me desligué de las materias de mierda que me obligaban a tener, y de los recreos y las faltas y las aulas y los patios que me gustaban tanto.
Tuve una linda y corta entrega de diplomas, porque gracias a dios, décima salió primera. Featherson no fue, pero Juan sí, y Robert y Mimí. Fue tan lindo volvernos a encontrar. Vernos a todos tan juntos, tan arreglados, tan grandes. Fue tan raro acordarse de lo que fuimos. De nuestras caras de nenes, de los picnics del último día, de los cuadernillos de redacción y ortografía, de lo fácil que era la vida.
Y así de rápido sin darme tiempo para llorar, o reírme o hacer algo digno de la situación: llegó la fiesta de egresados. Cuando me quise dar cuenta, ya tenía el vip en la mano y se lo mostraba a los tipos de la puerta. Y terminé como empecé, con la remera de los flecos en la que escribí 'sexto décima' por primera vez, con las zapatillas rotas que en ese momento estaban enteras, con el pelo corto.
No me sabía las canciones, ahora no me las puedo sacar de la cabeza. Me quedaron temas pendientes, que algún día voy a arreglar, no sé cómo explicar lo que se siente cuando voy al Nacional, pero esta pasión nunca se va a acabar.
¡LA 24, ES LA PROMOCIÓN DE LA CIUDAD!
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