Al fin, pasó algo en mi vida desde la última vez que escribí, primero que nada, mi amada computadora se cayó y perdió la mitad de la pantalla, así que no es nada bueno; después, me preinscribí en la facu y desaprobé el final de matemática, que más tarde aprobé con el recuperatorio. Por haber aprobado, decidí que tengo permiso para ir a ver a La Vela en Atenas el 7 de diciembre, y el martes me compro la entrada.
El 4 de diciembre estrenamos la obra en Teatro (que es una mierda) y el mismo día es el final de inglés, a la misma hora, así que voy a tener que pagar $80 para rendirlo otro día. Life sucks.
¡Me compré ojotas! Aunque siempre me duren un verano, les tengo confianza. El 13 de diciembre es la entrega de diplomas, y ya tengo vestido, me faltan los zapatos y una buena depilación. Voy a tener que ir a la peluquería y toda la parafernalia.
Hicimos un corto para cine, y no se imaginan lo difícil que es que salga bien. Héctor está lindo como siempre, y dentro de todo no me puedo quejar. Ya terminé las clases con un último día de mierda, gracias a los simpáticos pibes que se creen lo máximo por cagarse a piñas.
Londres me parece una utopía, pero no le quiero decir a nadie, y como ningún familiar lee mi blog, puedo liberarme.
Otra cosa que me pica: ¡Escribí un libro y ni mi hermana, ni mis viejos, ni nadie fue capaz de leerlo!
Váyanse al cuerno.
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